William Deming y el concepto de Calidad Total
Era el inicio del siglo XX y las naciones se recuperaban de las heridas de los conflictos bélicos. Mientras la tecnología trazaba nuevas posibilidades y las huellas de la guerra dejaban su marca en la conciencia global, emergió un tiempo en el que las reglas de la producción se encontraban en plena metamorfosis. En el epicentro de este torbellino, William Edwards Deming, un estadístico estadounidense, comenzó a tejer una revolución silenciosa que trascendería fronteras. Daría forma a la creación de productos y servicios en el mundo moderno. Deming, respaldado por sus investigaciones, fue invitado a Japón para ayudar a reconstruir su maltrecha industria.
«El modelo de Calidad Total propuesto por Deming enfocaba su mirada en la optimización de procesos para lograr la excelencia, y no en la ineptitud de los trabajadores».
A pesar de que su trabajo en Estados Unidos fue en gran parte ignorado, en Japón encontró una comunidad de empresarios ávidos de aprendizaje y deseosos de abrazar su enfoque. Este punto de inflexión fue el precursor de una revolución en la producción y gestión. El modelo de Calidad Total propuesto por Deming enfocaba su mirada en la optimización de procesos para lograr la excelencia, y no en la ineptitud de los trabajadores. En otras palabras, su mirada se centraba en cómo se concebían los productos, no en quiénes los llevaban a cabo. Con la aguda percepción de un visionario, Deming preveía la importancia de trascender la mera manufactura y avanzar hacia una cultura de calidad en todas las facetas de la organización. Esta perspectiva cambió el juego, marcando el inicio de un nuevo paradigma donde la calidad estaba arraigada en el proceso, no en la habilidad individual.
Sin embargo, Deming no fue la única figura enviada a la posguerra japonesa. Aún así, consiguió destacar hasta tal punto que el galardón más prestigioso otorgado en Japón a los procesos de calidad lleva su nombre. Curiosamente, una de las primeras compañías que ganó este premio fue Nissan en 1960, lo que provocó la respuesta de Toyota quien introdujo el modelo de Calidad Total y les hizo ganar el mismo galardón en 1965.
Reflexionando sobre la resonancia de las ideas de Deming en el mundo digital, es como contemplar un río que fluye desde sus fuentes iniciales hasta los ríos más anchos. Movimientos como el Manifiesto Ágil, eXtreme Programming o la metodología Lean Startup, que han moldeado la creación digital, hallaron su fundamento en las semillas plantadas por el concepto de Calidad Total, el Lean Manufacturing y su metamorfosis en Lean Management.
Los principios de Deming iluminaron el camino hacia una nueva era de gestión y calidad. Proponía orientarse a los resultados, guiando así a líderes visionarios a trazar trayectorias concretas hacia el éxito con una gran orientación hacia el cliente. Buscaba con ansia una comprensión profunda de las necesidades de las personas. Este compromiso hacia las personas también construía una base sólida interna en el equipo y una colaboración donde el aprendizaje, la innovación y la mejora continua –Kaizen– nutrían el terreno para el crecimiento. Otros principios como el liderazgo, las alianzas y la responsabilidad social se extendían más allá de los límites de la organización, forjando un vínculo eterno entre calidad y humanidad.
Aunque parezca asombroso, en aquellos tiempos muchas empresas japonesas como Sony o Fuji, ya habían adoptado con éxito el modelo de Calidad Total. Aún así, Toyota fue la única que no sólo aplicó esta teoría con maestría, sino que también la transformó, dando vida a su propio Sistema de Producción Toyota –TPS, por sus siglas en inglés–.
La evolución de esos principios a lo largo de los años se expande hacia múltiples sectores, desde la venta minorista, como es el caso actual de Mercadona –que aplica el modelo de Calidad Total al negocio de la comida–, hasta la creación de startups y nuevos negocios con el movimiento Lean Startup. E incluso hacia las metodologías de desarrollo de software de los últimos dos decenios, inspiradas por el Manifiesto Ágil y sus posteriores derivaciones.
Es una ironía fascinante como las piedras angulares establecidas por Deming hace más de setenta años todavía resuenan en los éxitos de las empresas más innovadoras y tecnológicas del siglo XXI como Google, Amazon, Facebook o Microsoft. Un legado que se convertiría en el trampolín para la cascada de innovaciones que darían forma a las metodologías actuales de desarrollo de software y creación de productos digitales.
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