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Iván Leal y el diseño verbal

En septiembre dará comienzo en el Instituto Tramontana, el Programa Técnico de Diseño Verbal, dirigido por Iván Leal, con quien hemos conversado para conocer mejor la materia, la persona y el programa.

En pocas líneas: un poco de ti y de tu trayectoria profesional.

Soy Licenciado en Psicología y llevo más de una década definiendo y diseñando productos digitales. He pasado por todo tipo de proyectos, tanto como freelance como integrado en equipos, llevando tanto la estrategia de producto como creando y dirigiendo equipos.

Hace varios años fundé mi propio estudio, Tuelfworks, especializado en diseño y narrativa, para poder ayudar a las compañías en dos líneas: por un lado, a definir la experiencia de su producto. Por otro, para ayudarles a contar lo que son y lo que hacen, y a conectarlo entre sí para que toda decisión, todo mensaje, sea coherente, siga una misma estrategia y apunte en una misma dirección.

Ahora trabajo en Jobandtalent en la misión de redefinir por completo su propósito, su producto, su estrategia narrativa y conectar la experiencia analógica con la digital, con el objetivo de ayudar a las personas a prosperar a través de su trabajo.¿Con qué herramientas trabajas en tu día a día?

Mi día a día está más centrado en definir y conceptualizar flujos de experiencia y procesos de trabajo, unas veces a través de sesiones de equipo, otras de forma individual. En cualquier caso, trabajo con distintos tipos de herramientas que uso de manera colaborativa, ya que toda la información se va perfilando en equipo poco a poco: Notion, Gsheet, Gdoc, Figma…


Si volvieras a empezar tu carrera, ¿qué cosas harías diferente?

La verdad es que no hay nada en especial, cada cosa ha ido llegando en su momento y he tomado la decisión que he considerado más conveniente a cada paso. Si tuviera que decir algo, tal vez sería haber empezado antes a escribir y reflexionar sobre mi trabajo. Escribir nos fuerza a organizar nuestros pensamientos para dejarlos plasmados de forma coherente, para que otros los entiendan, y creo que ayuda a ir definiéndose a uno mismo como profesional.


¿En qué crees que te ha ayudado tu formación en Psicología para ser un buen comunicador?

No sé si me ha hecho mejor comunicador pero sí me ha ayudado a tener mucho más en cuenta el factor humano. Me ha servido para ser más consciente de cómo el impacto que un mensaje tiene en una persona puede variar enormemente en función de multitud de variables, a veces muy sutiles: el estado de ánimo, el cansancio, el escenario elegido, usar una determinada palabra y no otra, sesgos, prejuicios, expectativas… 

Hay una frase del experto en comunicación Frank Luntz que resume muy bien la importancia del factor humano: «No es lo que uno dice, sino lo que la otra persona escucha».

¿Qué es la comunicación para ti? ¿Qué caracteriza una buena comunicación?

Creo que la comunicación debe cumplir algo esencial: entender y hacerse entender, y en nuestro día a día estamos constantemente lidiando con las personas que nos rodean para llegar a ese entendimiento. Lo hacemos de manera tan automática que casi no nos damos ni cuenta.

Me parece que más que estados absolutos de «buena» o «mala» comunicación, hay grados de nitidez, y que el objetivo es conseguir una comunicación lo más nítida posible. 

Para mí, buena parte de los problemas cotidianos se deben a una comunicación poco nítida, que puede ocurrir por muchos motivos: información insuficiente, canal inadecuado, sobreentendidos, factores culturales que no se tienen en cuenta… Muchos de estos factores no los podemos controlar pero sí podemos tenerlos en cuenta para reducir la distorsión de los mensajes que emitimos y recibimos.


¿Quiénes son tus referentes?

A lo largo de los años he coincidido con muchas personas de las que he aprendido muchas cosas valiosas, incluso sin pretenderlo, tanto a nivel profesional como personal: de una el cuidado por los detalles, de otra su integridad personal, de otra su manera de comunicarse, de otra su habilidad para resolver conflictos. De hecho, hace un tiempo escribí un artículo pensando en algunas de esas personas que tanto me han aportado.

En este sentido, personas «de referencia» tengo muchas, y cada vez procuro fijarme más en lo que hacen especialmente bien las personas con las que me relaciono para poder «absorber» parte de ese conocimiento.

¿Por qué es tan importante la estrategia narrativa y los mensajes en productos digitales?

Cualquier producto digital trata de establecer una conversación con la persona que lo usa, e incluso antes de que llegue a usarlo. La «unidad» fundamental por la que se acaba estableciendo un vínculo entre producto y persona es la palabra, plasmada en multitud de mensajes.Tener definida una estrategia ayuda a saber qué decir, a darle el formato más indicados, a usar el tono más adecuado en cada situación.

Sin tener claras unas pautas mínimas es difícil ser consistentes a lo largo del tiempo, y las personas necesitamos saber qué podemos esperar de un producto. Gestionar bien las expectativas de un usuario depende en gran medida de lo bien construidos que estén los mensajes de un producto, de lo consistentes que sean.

¿Y por qué en el Instituto Tramontana?

Creo que la frase que representa su propósito lo dice todo, y comparto su intención: elevar el nivel de los profesionales que crean productos y servicios. Va incluso más allá de la disciplina del diseño. 

Me identifico con esa idea de ofrecer, y exigir, la máxima calidad como profesionales. Ese afán por ayudar a ser mejores profesionales es muy beneficioso tanto para la percepción que se tiene de la disciplina de diseño (y el respeto por el mismo) como para allanar el camino a las personas que van accediendo a este ámbito laboral.

¿Cuál es el objetivo del programa de Diseño Verbal?

En nuestro día a día estamos constantemente intercambiando información con otras personas, y las palabras son la herramienta esencial que tenemos para poder organizarnos, para dar instrucciones, para tomar decisiones o para comunicar nuestras intenciones e ideas.

Se da por hecho que todo el mundo sabe utilizar las palabras adecuadamente, que sabe escribir un correo, que sabe construir un comunicado a una compañía, o construir un argumento efectivo para presentar una propuesta a un grupo de personas. Sin embargo, ¿dónde podemos aprender a hacerlo bien, a ser más efectivos en lo que comunicamos?

Este es el objetivo del programa de Diseño verbal: aprender a usar las palabras como herramienta para pensar mejor y transmitir nuestras ideas con mayor precisión. Está diseñado para poder aplicar lo aprendido en nuestro día a día, especialmente en entornos profesionales. 

Aquí un fragmento del dossier del programa. Descárgalo aquí completo (pdf)


¿A quién va dirigido este programa?

Se dirige a cualquier persona que quiera mejorar su capacidad para organizar y comunicar sus ideas con precisión y claridad.

Lo más interesante es que entrenar esta capacidad nos sirve a nivel personal, da igual a lo que nos dediquemos. Creo que es de las capacidades más útiles en las que poner esfuerzos para mejorar.

Precisamente que asistan alumnos y alumnas de «mundos» profesionales variados me parece una de las cosas más valiosas del programa, porque nos ayudará a ampliar los horizontes y entender el valor y el impacto de las palabras desde muchas perspectivas distintas.


¿Qué vamos a aprender?

Entre otras cosas, aprenderemos a darle orden a nuestras ideas para poder expresarlas, a elegir las palabras más adecuadas para construir mensajes. Aprenderemos a elegir el formato y el canal más adecuado para transmitirlas en función de la finalidad y el contexto. 

También aprenderemos estructuras que nos ayuden a organizar la información para que se entienda mejor nuestros planteamientos. Veremos cómo ser más conscientes del lenguaje que empleamos para comunicar nuestras ideas con más claridad y precisión.


¿Qué enfoque vas a seguir?

El programa está centrado en cómo «diseñar con las palabras», en saber recorrer el camino desde la idea a un buen mensaje. Sin embargo, no creo en las recetas mágicas para construir mensajes, creo que cada situación de comunicación es demasiado compleja como para reducirla a unos pocos trucos de redacción que valgan en toda situación. Por eso me parece más útil analizar muchos tipos de mensajes y multitud de escenarios, ver qué factores son claves a la hora de articular nuestros mensajes y aprender cómo gestionarlos, para que los alumnos puedan adaptarlos a sus respectivas situaciones cotidianas. 

Creo que la capacidad de reflexión de las personas que asisten al programa para interiorizar y extrapolar el aprendizaje es más potente y efectiva que cualquier plantilla estándar que se les ofrezca.


¿Qué casos reales vas a tratar en el programa?

Los casos a analizar serán muy variados: analizaremos artículos de prensa, discursos políticos, eventos históricos, mensajes en productos digitales, anuncios publicitarios, campañas de marketing... Es por esto que el programa toca la palabra escrita pero no se limita a ella.

También analizaremos experiencias y situaciones reales de los propios alumnos, y contaremos con invitados especiales, especialistas de distintos ámbitos que vendrán a compartir su amplio conocimiento y su experiencia sobre temas muy conectados con la construcción de mensajes y la comunicación.


El Programa de Diseño Verbal empieza en septiembre de 2022. Se trata de un programa técnico, de 8 sesiones, pensado para adquirir competencias y capacidades que se aplicarán en ejercicios constantes.

  • Cuándo: 8 sesiones los sábados por la mañana, empezando el 17 de sept.

  • Dónde: presencial, en la sede del Instituto Tramontana en Madrid

  • Cuánto: 1800€ para nuevos alumnos, 1600€ para alumnos actuales o pasados

  • Bonificable por FUNDAE: sí

Entra en la ficha del programa para más información o para o inscribirte.

La regla del 12

Hoy hemos contado nuestra participación en el diseño de Fever y la regla del 12 como base para el sistema de diseño ha dado que hablar. En este pequeño artículo vamos a explicarla, desde la perspectiva de los sistemas. Empecemos con algo de contexto.

Página del manual del sistema de Fever App donde se explica la Regla del 12

Página del manual del sistema de Fever App donde se explica la Regla del 12

Fever nos llamó para que sistematizásemos su app, diéramos lógica y consistencia a un producto muy bien planteado pero que, como pasa a menudo, había crecido más rápido que su interfaz y tocaba volver a poner orden de diseño.

Durante varios meses trabajamos a dos bandas: con el equipo de diseño para que pudieran interiorizar y hacer propio lo que diseñásemos y al mismo tiempo con el equipo directivo, entendiendo bien las necesidades presentes y futuras, haciéndoles ver cuándo y por qué algunas decisiones de diseño lo eran de producto y cómo debían ser protegidas, escaladas, etc.

Además, y esto nos alegra mucho, Fever acaba de anunciar que ya está en break-even. Muy buena noticia para uno de nuestros clientes.

Pero entremos en materia…

¿Qué es la Regla del 12?

La regla del 12 es una norma que establece que todos los valores numéricos de la interfaz deben ser de 12 o múltiplos de esta cantidad: 24, 36, 48, 60...

¿A qué valores afecta?

En el caso de Fever, y en el de muchos otros proyectos, afecta a tamaños de elementos (botones, campos de texto, fotos, iconos, etc.), a sus agrupaciones (por ejemplo, un grupo de iconos que se muestra como una barra) y también a espacios blancos, matrices… La regla también aplica a los valores cromáticos: colores y sus niveles de opacidad.

¿Hay excepciones?

Siempre puede haber excepciones, pero deberíamos tratar de evitarlas o al menos no empezar por ellas. En el caso de Fever las tipografías, los interletrados e interlineados no se ciñen a esta norma, pues los saltos de tamaño de 12 son exagerados para el uso tipográfico que queríamos.

¿Por qué doce y no diez u ocho?

Las escalas de 12 (6, 12, 24…) son divisibles en pares e impares. No pasa lo mismo con los sistemas basados en 8 o los basados en 10. Que sean divisibles en pares e impares te permite mantener consistencias tanto cuando tienes grupos de tres como de cuatro columnas, o juegos de dos botones o tres, etc. ¿Entendéis la ventaja de la escala de 12?

¿Para qué sirve ajustarse a un número?

Trabajar ajustando tu sistema de diseño a una regla numérica tiene dos grandes ventajas: la armonía visual y la previsibilidad.

Para explicar bien esto es mejor que hablemos de principios de diseño de sistemas. Es un tema del que hemos hablado en varios eventos privados, hemos estudiado en casos ejemplos históricos no digitales McLean, Gira, Vitsoe, Braun, Billy… Y hemos aplicado en multitud de proyectos. De ese trabajo de años hemos sacado una lista de ’10 principios para diseño de sistemas’ que publicaremos en otra ocasión, pero de donde podemos extraer tres que nos ayuden a ilustrar esta idea del 12 como número guía.

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Un buen sistema de diseño se basa en una unidad cierta

Todos los sistemas de diseño deben basarse en un tamaño básico y construir sobre él. Ese tamaño, esa unidad mínima debe apoyarse en una certeza, siempre que se pueda.

Un ejemplo: el sistema de diseño de las estanterías Billy de Ikea se construye a partir de los 12x12 centímetros. ¿Por qué ese tamaño y no otro? Porque está pensado para albergar muchas cosas distintas pero de entre todas la más pequeña, que se va a apilar y acumular en la estantería y que necesitará que la estantería la abrace bien, es (o era) la caja de CDs. Ikea diseñó un sistema para que, entre otros usos, el básico fuera tener tu colección de CDs a mano, de manera armónica y ordenadita. Doce de alto, doce de profundo. Y múltiplos de 12 para todas las cajas que también vende Ikea y que encajan perfectamente en las estanterías Billy.

En el caso del sistema McLean, la unidad mínima es el container, que mide el alto y ancho adecuado a un camión y un vagón de tren.

Y el ancho del camión a su vez está determinado por el ancho del carril. Ese tamaño luego crece hacia arriba y se descompone hacia abajo en divisores (pallets de carga). Si tenéis ocasión, estudiadlo porque de ahí se puede aprender muchísimo para sistemas digitales.

En el caso de una app como Fever, la unidad de referencia es más difícil de determinar: ¿La foto? Va a sangre, por lo que se adecuará a la resolución de la pantalla. ¿Los iconos? Son de un tamaño algo grande y necesitaremos divisores.

En sistemas digitales como ese, nuestra certeza es la yema del dedo: son interfaces táctiles y todo lo ‘tocable’ debería medir lo que una yema de dedo para ser fácilmente alcanzado (pura Ley de Fitts). Hemos usado 96px como número de referencia para eso, que a su vez, en un botón, nos da 8 casillas para encajar texto, iconos, etc. De ahí nuestro número 12.