Publicaciones en Narrativa
Iván Leal y el diseño verbal

En septiembre dará comienzo en el Instituto Tramontana, el Programa Técnico de Diseño Verbal, dirigido por Iván Leal, con quien hemos conversado para conocer mejor la materia, la persona y el programa.

En pocas líneas: un poco de ti y de tu trayectoria profesional.

Soy Licenciado en Psicología y llevo más de una década definiendo y diseñando productos digitales. He pasado por todo tipo de proyectos, tanto como freelance como integrado en equipos, llevando tanto la estrategia de producto como creando y dirigiendo equipos.

Hace varios años fundé mi propio estudio, Tuelfworks, especializado en diseño y narrativa, para poder ayudar a las compañías en dos líneas: por un lado, a definir la experiencia de su producto. Por otro, para ayudarles a contar lo que son y lo que hacen, y a conectarlo entre sí para que toda decisión, todo mensaje, sea coherente, siga una misma estrategia y apunte en una misma dirección.

Ahora trabajo en Jobandtalent en la misión de redefinir por completo su propósito, su producto, su estrategia narrativa y conectar la experiencia analógica con la digital, con el objetivo de ayudar a las personas a prosperar a través de su trabajo.¿Con qué herramientas trabajas en tu día a día?

Mi día a día está más centrado en definir y conceptualizar flujos de experiencia y procesos de trabajo, unas veces a través de sesiones de equipo, otras de forma individual. En cualquier caso, trabajo con distintos tipos de herramientas que uso de manera colaborativa, ya que toda la información se va perfilando en equipo poco a poco: Notion, Gsheet, Gdoc, Figma…


Si volvieras a empezar tu carrera, ¿qué cosas harías diferente?

La verdad es que no hay nada en especial, cada cosa ha ido llegando en su momento y he tomado la decisión que he considerado más conveniente a cada paso. Si tuviera que decir algo, tal vez sería haber empezado antes a escribir y reflexionar sobre mi trabajo. Escribir nos fuerza a organizar nuestros pensamientos para dejarlos plasmados de forma coherente, para que otros los entiendan, y creo que ayuda a ir definiéndose a uno mismo como profesional.


¿En qué crees que te ha ayudado tu formación en Psicología para ser un buen comunicador?

No sé si me ha hecho mejor comunicador pero sí me ha ayudado a tener mucho más en cuenta el factor humano. Me ha servido para ser más consciente de cómo el impacto que un mensaje tiene en una persona puede variar enormemente en función de multitud de variables, a veces muy sutiles: el estado de ánimo, el cansancio, el escenario elegido, usar una determinada palabra y no otra, sesgos, prejuicios, expectativas… 

Hay una frase del experto en comunicación Frank Luntz que resume muy bien la importancia del factor humano: «No es lo que uno dice, sino lo que la otra persona escucha».

¿Qué es la comunicación para ti? ¿Qué caracteriza una buena comunicación?

Creo que la comunicación debe cumplir algo esencial: entender y hacerse entender, y en nuestro día a día estamos constantemente lidiando con las personas que nos rodean para llegar a ese entendimiento. Lo hacemos de manera tan automática que casi no nos damos ni cuenta.

Me parece que más que estados absolutos de «buena» o «mala» comunicación, hay grados de nitidez, y que el objetivo es conseguir una comunicación lo más nítida posible. 

Para mí, buena parte de los problemas cotidianos se deben a una comunicación poco nítida, que puede ocurrir por muchos motivos: información insuficiente, canal inadecuado, sobreentendidos, factores culturales que no se tienen en cuenta… Muchos de estos factores no los podemos controlar pero sí podemos tenerlos en cuenta para reducir la distorsión de los mensajes que emitimos y recibimos.


¿Quiénes son tus referentes?

A lo largo de los años he coincidido con muchas personas de las que he aprendido muchas cosas valiosas, incluso sin pretenderlo, tanto a nivel profesional como personal: de una el cuidado por los detalles, de otra su integridad personal, de otra su manera de comunicarse, de otra su habilidad para resolver conflictos. De hecho, hace un tiempo escribí un artículo pensando en algunas de esas personas que tanto me han aportado.

En este sentido, personas «de referencia» tengo muchas, y cada vez procuro fijarme más en lo que hacen especialmente bien las personas con las que me relaciono para poder «absorber» parte de ese conocimiento.

¿Por qué es tan importante la estrategia narrativa y los mensajes en productos digitales?

Cualquier producto digital trata de establecer una conversación con la persona que lo usa, e incluso antes de que llegue a usarlo. La «unidad» fundamental por la que se acaba estableciendo un vínculo entre producto y persona es la palabra, plasmada en multitud de mensajes.Tener definida una estrategia ayuda a saber qué decir, a darle el formato más indicados, a usar el tono más adecuado en cada situación.

Sin tener claras unas pautas mínimas es difícil ser consistentes a lo largo del tiempo, y las personas necesitamos saber qué podemos esperar de un producto. Gestionar bien las expectativas de un usuario depende en gran medida de lo bien construidos que estén los mensajes de un producto, de lo consistentes que sean.

¿Y por qué en el Instituto Tramontana?

Creo que la frase que representa su propósito lo dice todo, y comparto su intención: elevar el nivel de los profesionales que crean productos y servicios. Va incluso más allá de la disciplina del diseño. 

Me identifico con esa idea de ofrecer, y exigir, la máxima calidad como profesionales. Ese afán por ayudar a ser mejores profesionales es muy beneficioso tanto para la percepción que se tiene de la disciplina de diseño (y el respeto por el mismo) como para allanar el camino a las personas que van accediendo a este ámbito laboral.

¿Cuál es el objetivo del programa de Diseño Verbal?

En nuestro día a día estamos constantemente intercambiando información con otras personas, y las palabras son la herramienta esencial que tenemos para poder organizarnos, para dar instrucciones, para tomar decisiones o para comunicar nuestras intenciones e ideas.

Se da por hecho que todo el mundo sabe utilizar las palabras adecuadamente, que sabe escribir un correo, que sabe construir un comunicado a una compañía, o construir un argumento efectivo para presentar una propuesta a un grupo de personas. Sin embargo, ¿dónde podemos aprender a hacerlo bien, a ser más efectivos en lo que comunicamos?

Este es el objetivo del programa de Diseño verbal: aprender a usar las palabras como herramienta para pensar mejor y transmitir nuestras ideas con mayor precisión. Está diseñado para poder aplicar lo aprendido en nuestro día a día, especialmente en entornos profesionales. 

Aquí un fragmento del dossier del programa. Descárgalo aquí completo (pdf)


¿A quién va dirigido este programa?

Se dirige a cualquier persona que quiera mejorar su capacidad para organizar y comunicar sus ideas con precisión y claridad.

Lo más interesante es que entrenar esta capacidad nos sirve a nivel personal, da igual a lo que nos dediquemos. Creo que es de las capacidades más útiles en las que poner esfuerzos para mejorar.

Precisamente que asistan alumnos y alumnas de «mundos» profesionales variados me parece una de las cosas más valiosas del programa, porque nos ayudará a ampliar los horizontes y entender el valor y el impacto de las palabras desde muchas perspectivas distintas.


¿Qué vamos a aprender?

Entre otras cosas, aprenderemos a darle orden a nuestras ideas para poder expresarlas, a elegir las palabras más adecuadas para construir mensajes. Aprenderemos a elegir el formato y el canal más adecuado para transmitirlas en función de la finalidad y el contexto. 

También aprenderemos estructuras que nos ayuden a organizar la información para que se entienda mejor nuestros planteamientos. Veremos cómo ser más conscientes del lenguaje que empleamos para comunicar nuestras ideas con más claridad y precisión.


¿Qué enfoque vas a seguir?

El programa está centrado en cómo «diseñar con las palabras», en saber recorrer el camino desde la idea a un buen mensaje. Sin embargo, no creo en las recetas mágicas para construir mensajes, creo que cada situación de comunicación es demasiado compleja como para reducirla a unos pocos trucos de redacción que valgan en toda situación. Por eso me parece más útil analizar muchos tipos de mensajes y multitud de escenarios, ver qué factores son claves a la hora de articular nuestros mensajes y aprender cómo gestionarlos, para que los alumnos puedan adaptarlos a sus respectivas situaciones cotidianas. 

Creo que la capacidad de reflexión de las personas que asisten al programa para interiorizar y extrapolar el aprendizaje es más potente y efectiva que cualquier plantilla estándar que se les ofrezca.


¿Qué casos reales vas a tratar en el programa?

Los casos a analizar serán muy variados: analizaremos artículos de prensa, discursos políticos, eventos históricos, mensajes en productos digitales, anuncios publicitarios, campañas de marketing... Es por esto que el programa toca la palabra escrita pero no se limita a ella.

También analizaremos experiencias y situaciones reales de los propios alumnos, y contaremos con invitados especiales, especialistas de distintos ámbitos que vendrán a compartir su amplio conocimiento y su experiencia sobre temas muy conectados con la construcción de mensajes y la comunicación.


El Programa de Diseño Verbal empieza en septiembre de 2022. Se trata de un programa técnico, de 8 sesiones, pensado para adquirir competencias y capacidades que se aplicarán en ejercicios constantes.

  • Cuándo: 8 sesiones los sábados por la mañana, empezando el 17 de sept.

  • Dónde: presencial, en la sede del Instituto Tramontana en Madrid

  • Cuánto: 1800€ para nuevos alumnos, 1600€ para alumnos actuales o pasados

  • Bonificable por FUNDAE: sí

Entra en la ficha del programa para más información o para o inscribirte.

Narrativas de ciudad con Manuela Carmena y Nacho Padilla

El pasado viernes 23 de octubre contamos con la presencia de Nacho Padilla y Manuela Carmena, para que nos descubrieran las claves narrativas del trabajo de ambos en el ayuntamiento de Madrid de 2015 a 2019.

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Las primeras sesiones del programa de Diseño de Mensaje y Narrativa están dedicadas al ser, estar y hacer. Estamos profundizando en el contexto histórico, en de dónde venimos para entender dónde estamos y a dónde vamos.

Las narrativas crean realidades con creencias, convenciones, objetos, comportamientos… y espacios como son el de las ciudades. Uno de los objetivos del programa y del Instituto Tramontana es ayudar a crear fórmulas más humanas, cercanas y honestas. Las ciudades también pueden entenderse así, pues se diseñan y necesitan contarse. Por eso invitamos a Manuela Carmena (alcaldesa de Madrid de 2015 a 2019) y Nacho Padilla (actual director creativo del Ayuntamiento de Barcelona y anteriormente del Ayuntamiento de Madrid).

La primera parte de la sesión la protagonizó Nacho en la que expuso la problemática de las ciudades que abrazan las lógicas marketinianas. Decía que el marketing es una herramienta y no una filosofía en la que asentar tu narrativa.

Las ciudades son mucho más que marcas, son comunidades. Los ciudadanos y los visitantes no son clientes. La venta marketiniana ayuda pero también te limita. Hay que ir más allá.

Nos habló de cómo desde hace décadas se dice popularmente que Madrid no te pregunta de dónde vienes o qué haces y que directamente te abraza. Ese abrazar fue el hilo conductor de muchas de las acciones que hicieron en los cuatros años que estuvo en el Ayuntamiento.

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La clase de Nacho Padilla ocupó la primera mitad de la tarde, y en la segunda mitad cambiamos el formato para celebrar una mesa redonda con la presencia de Manuela Carmena y Nacho Padilla en la que también participaron Felipe Llamas (actual concejal del Ayuntamiento de Madrid) y los 8 alumnos del programa, moderados por Javier Cañada y José Luis Antúnez .

La mesa se centró en 3 bloques: orígenes de la candidatura, gestión y legado.

Manuela analizó las diferencias entre partidos políticos y plataformas ciudadanas. Habló de la esperanza y la normalidad como mensajes clave de su candidatura a través de la potenciación de otro verbo, además del abrazar: cuidar. Si uno de los objetivos de los partidos para su subsistencia es perpetuarse en el poder, para las plataformas ciudadanas el objetivo debería ser cuidar a la ciudadanía.

Abrazar y cuidar.

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Narrativa fotográfica con Navia: así transcurrió

Tres tardes completas, intensas, entretenidas, reflexivas, profundas, didácticas y agradables, nos dio José Manuel Navia la semana pasada, entre el 16 y el 18 de junio, en el Curso de Narrativa Fotográfica.

El curso había completado aforo al poco de anunciarse y no defraudó en expectativas. A Navia se le nota su formación en filosofía y su mucha lectura; no había razonamiento sin sustancia ni concepto sin lógica ni propósito. Y siendo así, tampoco había solemnidad, sino un clima muy distendido, entre bromas, anécdotas, cerezas de temporada, galletas de mantequilla y dos metros de separación entre participantes.

Aprendimos, conversamos (y practicamos) acerca de los códigos narrativos de la imagen en general, de la fotografía en concreto y de la secuencia fotográfica cuando la encontramos en webs, espacios o libros.

El último día nos hicimos fotos y brindamos con un vino de jerez, por el buen tiempo juntos y con ganas de poder aplicar lo aprendido.

Quedó gente fuera, pues limitamos el curso a pocas personas. Muchos se han interesado por una segunda edición y es algo que no descartamos. Si es tu caso, apúntate para que te avisemos llegado el caso.

NOTA: Todas las fotografías son obra de Lara Crespo. Pueden usarse siempre que se mencione a su autora y el Instituto Tramontana

El diseñador como narrador

A finales del mes de mayo se celebrará en el Instituto la primera edición del curso de Diseño para grandes datos. Iskra Velitchkova, experta en narrativa con datos y profesora del curso, nos ha escrito un pequeño artículo como teaser de lo que serán sus 4 horas de clase en las que hablará de la importancia del rol del diseñador como narrador con apariciones estelares de, entre otros, Feynman, Descartes o los Eames.

De la madera al dato y del dato a la madera

The Eames fiberglass side chair

The Eames fiberglass side chair

Decía la pareja más importante de la historia del diseño que a la larga, todo se conecta – personas, ideas, objetos... y la calidad de las conexiones es la clave de la calidad per se. Decían que no creían en este concepto de 'pocos dotados', que sólo lo hacían en personas que hacen cosas que realmente les interesa hacer. Esas personas son las que tienen una forma de volverse buenos en lo que sea. Decían. Y lo decían a mitad del siglo XX, como también Richard Feynman, uno de los físicos también más importantes de la historia, que en su particular retrato de una flor, fue capaz de expresar como nadie la idea de totalidad de una entidad. Que donde un artista ve la belleza –decía–, el decoro de una flor, el científico ve la estructura, su funcionamiento, las células,... y que al final una mirada junto a la otra, la forma en la que se (inter)conectan, establece la armonía necesaria para crear un objeto tan bello que atraiga a una abeja, y que además sea útil ese viaje, pues encierra un proceso de vida que se auto completa gracias a la arquitectura de esas conexiones.

Hoy, en un momento donde, vencida la cuarentena y el dolor de muchos en el recuerdo de todos, volveremos al punto donde lo dejamos: ese mundo en el que la ciencia y la tecnología seguirán alimentando ese nuevo marco de convivencia que hemos establecido para nosotros. Ese que convive entre el mundo digital y el mundo físico. Ese que es apasionante y misterioso a la vez.

Richard Feynman

Richard Feynman

Un mundo donde seguimos siendo los mismos. Las mismas personas necesitadas de contacto, de relacionarnos, de sentir, de descansar, de explorar y de encajar. ¿Cómo replicamos la forma de satisfacer estas necesidades en este nuevo contexto abstracto como es el digital? En esas estamos. ¿Cómo logramos no dejarnos nada por atender, y a la vez, mejorarnos? En esas.

Variedad de dominios, equipos multi disciplinares, nuevas metodologías de trabajo, diseñadores, científicos de datos, tecnólogos, expertos en negocio, humanistas... los sospechosos habituales en definitiva, todos trabajamos en conjunto para responder a estas preguntas, pero con una limitación determinante pues nos enfrentamos a modelos y premisas que no sabemos muchas veces explicar. La ciencia, cómoda históricamente en su complejidad, ha penetrado como nunca en la vida cotidiana de todos nosotros, y parte del desafío es, como mínimo, descifrarla. Para quienes la desarrollan, y por supuesto para quienes la consumen. Y es un reto complejo. Aunque precioso. Pues no es una encadenación de procesos, si no que hay que pensar en términos de la flor. O de la pareja más importante de la historia del diseño.

Esto es, retomado uno de sus diseños más míticos, las sillas que (replicas de ellas) vemos sin descanso en cantidad de hogares y comercios, esas en forma de huevo, fabricadas con plástico de colores, y con unas patas pizpiretas de madera unidas por unos tubitos finos y negros.

Charles y Ray Eames con su icónica silla Fiberglass Chair

Charles y Ray Eames con su icónica silla Fiberglass Chair

Esas sillas, que fueron ideadas (precursoras de Ikea) para el consumo masivo de la sociedad –buen diseño, cómodas y económicas–, en su propia concepción fueron pensadas de forma completa. Como todos los grandes diseños. Es decir, que el material fuera barato, no fue una decisión de diseño industrial en su ultima fase, si no que fue premisa inicial. Que se montaran de forma sencilla, tampoco fue un remate. Todo se dio al principio, en la propia filosofía de lo que querían crear, teniendo clarísimo cómo llegar ahí. Visión.

Patente de la Fiberglass Chair

Patente de la Fiberglass Chair

Y es que hoy, hablar de materiales en productos digitales es complicado, porque hablamos de datos. Hablar de montajes es complicado, porque hablamos de algoritmos. Hablar, a fin de cuentas, es complicado. Pero datos, modelos, procesos o algoritmos, son un material más que debemos saber cómo moldear (ellos mismos, los creadores de las sillas, pasaron tiempo estudiando las propiedades de los materiales que luego usarían, porque ahormar una tabla de madera o un trozo de plástico, o una base de datos, requiere de un profundo entendimiento de sus propiedades). He ahí donde el diseñador debe elevarse como ese profesional que hace cosas que realmente le interesa hacer. Es la hora de quienes tienen una forma de volverse buenos en lo que sea.

Montaje de la Fiberglass

Montaje de la Fiberglass

El diseñador hoy es color, es material, es estructura, es estrategia, es visión y es narración. Es diálogo entre disciplinas y es querer aprender de ellas, es entendimiento de las necesidades, es divulgación, es comunicación, es prototipado, es mensaje. Es garra.

Y es que la pareja más importante de la historia del diseño tenía muy clara una cosa: diseñar es remover. Es revelarse contra las etiquetas, es contar una historia. Y esa historia puede ser una silla o puede ser un cortometraje, una exposición, una visita al circo contada, o puede ser –y cito– “un iPod, un teléfono e internet a la vez. Un iPod, un teléfono e internet a la vez. Un iPod, un teléfono e internet a la vez.”

Que ellos sabían que en tiempos de cambio, que para cambios los suyos, que vieron nacer los ordenadores, y además trataron de explicar al mundo ese cambio, el diseñador es un animal líquido. Lo que hoy llamamos perfil híbrido, pero que a mí personalmente no me gusta porque te deja donde uno sabe de todo un poco y de nada en particular. A mí me gusta llamarles agua. O cemento. Que se cuela y que al secarse algo hace clic.

Charles y Ray Eames

Charles y Ray Eames

¿Qué visto así el diseñador tiene la desagradecida tarea de ser el hombre orquesta? Sí. ¿Qué es la música la que nos está salvado en este encierro? También.

Iskra Velitchkova
Diseñadora de nuevas narrativas mediante datos en BBVA Data, ahora en Oraf Ateleier.


Las plazas están agotadas pero si deseas apuntarte a la lista de espera para la próxima edición, escríbenos a especializacion@tramontana.net. Puedes leer todo el temario en el dossier del curso (pdf).

Un documental para empezar a mirar distinto

Televisión Española emitió hace poco un documental dedicado a José Manuel Navia, en el programa Detrás del Instante, dedicado a fotógrafos españoles destacados. Si le dedicas treinta minutos no te arrepentirás y probablemente no vuelvas a mirar la fotografía de la misma manera:

Navia es, para muchos, el mejor fotógrafo español actual. Su obra, sus intenciones, su mirada y la manera completa, inteligente y sensible con la que hace fotografía es única y difícil de olvidar una vez que uno se expone a ella.

En diciembre del año pasado teníamos previsto con Navia un taller de narrativa fotográfica, pero nos equivocamos con la planificación y decidimos posponerlo a fechas más propicias y algo más primaverales. El curso será para un grupo reducido, de no más de 12 personas, durante tres tardes. Se centrará no en aprender a hacer fotos sino a aprender a contar con la fotografía, sea obra nuestra o no. Si quieres que te avisemos cuando tengamos fechas, puedes solicitarlo desde la página preliminar del curso.

La mirada concreta de Agnès Varda

Todo en la figura de Agnès Varda es excepcional y tremendamente carismático. Apodada la abuela de la Nouvelle vague, la cineasta de origen belga fue documentalista, directora de cine y video artista, pero nunca una “abuela”, al menos no en su connotación de obsoleta. Puso los cimientos de la nueva ola del cine francés, junto a Godard, Jacques Demy -su marido- o Truffaut entre otros, pero sesenta años después de aquel movimiento que cambió el orden narrativo clásico, ella se mantuvo en la vanguardia, y basta con entrar en su perfil de Instagram (@agnes.varda, en activo hasta su fallecimiento en 2019) para darse cuenta de que su mirada siempre fue la de una niña que va descubriendo el mundo como por casualidad. 

Agnès Varda y su marido, también cineasta, Jacques Demy.

Agnès Varda y su marido, también cineasta, Jacques Demy.

Siempre confió en el azar para contar sus historias y en su infinita empatía para comprender al otro. Hacía películas para compartir, por pura generosidad. Compartía su búsqueda de la singularidad -a veces llamada belleza- en las cosas más corrientes: una patata, las arrugas de una mano, un jardín maltrecho, el hueco por el que se cuelan los gatos, unos pies inquietos o el miedo en los ojos de una mujer… Y lo contaba con una mirada fresca y al dente. Ni demasiado cocinada ni por cocinar, dando cancha a la imaginación pero poniendo el foco en lo que su corazón quería contar.

Fotograma de la película Cleo, de 5 a 7, 1962.

Fotograma de la película Cleo, de 5 a 7, 1962.

Toda su estructura visual ha sido siempre innovadora, pero sus inicios como fotógrafa dejaron en ella una impronta que se manifestó en forma de planos detalle y primerísimos primeros planos, que fueron sin duda su sello de identidad. De toda la escena, Varda elegía un ojo, una verja, una porción del abrigo, y se acercaba con su zoom a los sentimientos de cada pieza, mostrando sus formas y sus aberraciones y extrayendo del cine sus texturas. El uso del zoom fue siempre un canal directo con su audiencia, que hoy sigue recibiendo sus imágenes con una intimidad y una complicidad total, como si uno estuviera allí mismo pero sin tocar nada. 

Sus películas, documentales y vídeo-instalaciones parten siempre de una visión realista y social del mundo, y narran relatos sencillos sobre gente corriente. “No me atrae filmar a las personas poderosas. Me interesan mucho más los rebeldes, la gente que lucha por su propia vida. Hay algo muy emocionante en la gente normal. Tienen verdadera belleza y siento que necesitan luz. Necesitan ser vistos. Necesitan ser escuchados”, decía en una entrevista.

Fotograma de la película La Pointe-Courte, 1954.

Fotograma de la película La Pointe-Courte, 1954.

No fue la primera mujer detrás de una cámara (la primera fue Alice Guy Blaché, que además fue la primera persona en dotar de narrativa al cine), pero sí una de las mayores abanderadas del colectivo, por eso su legado es fundamental para entender la obra de muchas otras cineastas, que mirándose en su reflejo, encontraron un mundo propio y un propio lenguaje con el que contar historias. Isabel Coixet, Icíar bollaín, Miranda July o Sofía Coppola por nombrar algunas, han alabado su obra reconociendo que, sin Agnes Vardá, ni la historia del cine ni sus propias carreras hubieran sido lo que son.

Ya en vida era un referente del cine experimental, pero nunca quiso dar lecciones a nadie. Siempre humilde, independiente y fuera del sistema, cosechó una larga filmografía, tan larga como dispar, en la que se engloban películas con una fotografía, un arte y un vestuario exquisitos, como Cleo de 5 a 7, y documentales sencillisimos en su apariencia -grabados con una cámara amateur- pero tremendamente profundos en su mensaje, como Los Espigadores y yo, quizás su obra más afamada. Pero a pesar de esa versatilidad, lo que sí tiene en común toda su obra es que es libre, íntima y honesta. Nunca quiso engañar a nadie con florituras y grandes efectos hollywoodienses, y sin embargo su cine fue reconocido más allá de Hollywood, porque lo corriente nos es cercano a todos, y Agnès Varda lo supo retratar como nadie antes. 


Acabamos de abrir las inscripciones para el Programa Profesional de Diseño de Mensaje y Narrativa, dirigido por José Luis Antúnez, en el que se formara a quienes diseñan el discurso que proyectan organizaciones y empresas. El lenguaje fotográfico, cinematográfico y la guionización son partes importantes del programa, instrumentos que sirven para crear y contar mediante muchos tipos de piezas distintas.

Si estás planteándote crecer en esa linea o la empresa que diriges necesita mejorar su narrativa, quizás te interese echarle un vistazo al dossier del programa (pdf).

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Los apuntes de Guillermo

“¡Hala! ¿Quién ha tomado esos apuntes tan chulos?”

La pregunta nos llegó por varios sitios al poco tiempo de publicar las fotos de Lara Crespó en el encuentro Caminos a lo Sublime. En concreto fueron estas dos las que provocaron la curiosidad:

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Nadie del Instituto supo decir quién de la treintena de asistentes era esa persona, a quién correspondían esas manos que ilustraron tan bien los conceptos de la charla de Luis Montero y de Almudena M. Castro.

Al poco de publicarlas, un post en Instagram desveló el misterio: se trata de los apuntes que tomó Guillermo Latorre, un verdadero virtuoso de añadir una capa de narrativa visual a lo que registra.

Con el permiso de Guillermo (y nuestro agradecimiento), publicamos aquí unas fotos de su cuaderno:

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Powers of Ten, el cortometraje que cambió la perspectiva de las cosas

Escrito y dirigido por Ray y Charles Eames, Powers of Ten vio la luz por primera vez en 1968, pero tuvo que pasar una década entera macerando hasta que por fin, en 1977, el estudio Eames decidiera relanzarlo -probablemente influidos por The Blue Marble, la primera fotografía espacial de la tierra tomada en 1972 por el Apolo 17- con el título que ahora lleva y bajo el paraguas del gigante informático IBM. 

Estel binomio Eames-IBM, además de ser en sí mismo una estrategia de branded content en el 77, supuso la unión de dos entidades porteadoras de una visión holística común, en la que el diseño era a la vez creación de producto y de mensaje, de objeto y de envoltorio.

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En su cabecera, el video se proclama como “Una película que trata el tamaño relativo de las cosas en el universo y el efecto de añadir un cero más”. Partiendo de un inocente picnic durante una tarde soleada en Chicago, la pareja de diseñadores crea una narrativa alrededor de lo que nuestros ojos verían si fueran capaces de hacer zoom in y zoom out en saltos de 10. Un juego de magnitudes en el que cada 10 segundos la cámara se aparta o se acerca más al picnic, hasta que, a 100 millones de años luz, la tierra parece igual de pequeña que el último átomo de una mano. 

En cuanto a su apariencia, la visión aérea que aporta el zoom vertical -hoy popularizada por Google Maps y Google Earth- generó un gran revuelo en la industria cultural de los años 70, y de ella han bebido obras tan significativas como el libro Pale Blue Dot (1994) de Carl Sagan, quien, a raíz de otra icónica fotografía de la tierra vista como un ínfimo punto azulado en el espacio, reflexiona sobre el papel que jugamos los humanos en el cosmos.

El contexto de Powers of Ten nos sitúa en la América de la Guerra Fría, lo cual no es nada baladí. Tras la premisa de las magnitudes, el cortometraje esconde una reflexión sobre lo insignificante que parece nuestro planeta escondido entre millones de puntos de luz, e invita a la sociedad de la época a pensar en ellos mismos como ciudadanos del universo, que es, a fin de cuentas, lo que somos todos. 

A pesar de que hayan pasado cuarenta años de su publicación, la relevancia de esta pieza tiene hoy, si cabe, más vigencia. Y es que añadir un cero más, como enunciaban en su cabecera, es crucial para entender la actualidad y ver que estamos acabando con nuestro planeta, que le pertenece a todo el cosmos, aunque solo sean unos pocos de terrícolas los que se lo estén cargando. Además, esa mirada cósmica nos debería hacer reflexionar sobre muchas de las cuestiones geopolíticas contemporáneas, como la crisis de refugiados, la mala gestión de los recursos, la despoblación y cualquier otro tema de actualidad relativo al espacio de las cosas y las persona. Y es que con Powers of Ten, los Eames propusieron una nueva perspectiva del mundo para que sus habitantes pudieran interpretarla y hacer de la tierra un espacio con un poco más de sentido. 

Post-scriptum: quienes gusten de los huevos de pascua y las referencias cruzadas, disfrutarán del homenaje a Powers of Ten en esta intro de Los Simpson.

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